Buscar este blog

lunes, 28 de abril de 2014

Demasiado bello para mis ojos.


¿Alguna vez has visto algo tan hermoso que ha hecho que tu corazón de un vuelco? ¿Algo que con solo presenciarlo hace que tus ojos se humedezcan y muchos sentimientos te aborden? Seguro alguna vez hemos sentido tanta felicidad que podríamos vivir felices toda nuestra vida al ver algo bello, sin embargo, existe algo que hace que muchas personas al ver algo demasiado hermoso en vez de sentir cosas positivas, sientes desde mareos a psicosis total. El síndrome de Stendhal es un transtorno psicosomático que se produce cuando admiramos de manera continua muchas obras de arte consideradas “hermosas” Suele afectar más que nada a las personas demasiado sensibles, es como si fuese una sobredosis de belleza para nosotros.

La primera vez que alguien presento este síndrome (o al menos que lo mostró al mundo) fue en 1817, cuando Henri Marie Beyle –Apodado Stendhal- visitaba Florencia y empezó a presentar estos síntomas al visitar la iglesia de Santa Croce, no fue capaz de dar una explicación coherente ante tales manifestaciones de su cuerpo, entre los síntomas que el presento estaban ansiedad, sensación de ahogo y desorientación. Se podría decir que eso fue un comienzo para que miles de casos sobre esto se documentaran, por supuesto, esto mayormente ocurre en las grandes ciudades de arte.  Entre otros síntomas que han sido exteriorizados por los pacientes de dicho trastorno son: Crisis de pánico, desvanecimientos, entre otros… Sin embargo entre los más agresivos que puede causar, están los deseos de destruir dicha obra de arte, alucinaciones y desorganizaciones psicóticas.



Está claro que cualquiera de nosotros podría experimentar dichos síntomas, aunque suele pasar más que nada en personas que admiran el arte, que al ver obras hechas por sus autores favoritos, hace que muestren fuerte emotividad. Como para todo, existe escepticismo ante ducha enfermedad, ya que como una técnica de mercadotecnia, Florencia utilizo este síndrome para demostrar  que su arte es tan hermosa que puede causar emociones sumamente fuertes. Aunque se conozca como un “Síndrome” Muchos psicólogos dudan de su existencia y por eso mismo no está reflejado en el Manual diagnostico de trastorno mentales, aunque fuera de todo esto, sabemos que las cosas hermosas pueden desatar sentimientos en nosotros, todo depende de la forma en la que cada uno aprecie y vea la vida.

martes, 22 de abril de 2014

¡Soy el nuevo mesias!



¿Te imaginas que una persona que conoces de toda la vida después de un viaje se crea un profeta? ¿Que crea eso tan fuertemente, que en verdad piense que el mismísimo dios le ha encomendado la tarea de guiar a los cristianos mientras promulgan las santas escrituras exonerando a los pecadores… E incluso, que llegue a creerse el nuevo mesías? Pues es algo que ha pasado y seguramente seguirá pasando a esto se le llama “Síndrome de Jerusalén” el cual como podrán captar, aparece cuando las personas visitan Jerusalén o cualquier lugar de importancia religiosa.

Este síndrome es más común de lo que se piensa, suele pasarle a los extranjeros que viajan a tierras santas, los cuales, sin explicación alguna generan otra personalidad, de la cual no tendrán recuerdos cuando salgan de este extraño trance. Se dice que es debido a la sobrecarga espiritual, religiosa e ideológica (entre otras cosas) de este lugar, lo cual hace que estas personas pierdan su cordura y empiecen a predicar “Los mensajes de dios”. Los principales síntomas de este extraño síndrome aparecen al día siguiente de su llegada a dichas tierras, comenzando por un nerviosismo intenso combinado por una ansiedad inexplicable. El siguiente comportamiento extraño es el aislamiento de las demás personas y los rituales de purificación que hacen para ser dignos de portar las túnicas blancas que luego querrán usar para identificarse con alguna figura bíblica. A los días algunos pacientes responden de forma lógica y vuelven a la realidad sintiéndose realmente avergonzados por los actos que han cometido durante el periodo de aquel síndrome.


A estas alturas no es extraño toparse con alguien de amable sonrisa y barbas largas el cual asegura ser el salvador del mundo, es tan extremadamente común que incluso los hoteles tienen sus propios especialistas para dichos casos y los que no los tienen saben perfectamente a quien llamar, aunque por suerte, no se han reportado muchos casos en los cuales estas personas representen una amenaza para la sociedad, sus comportamientos son relativamente pacíficos. Para culminar, he de imaginar que se preguntan ¿Cómo se cura a una persona que dice ser el mesías?  Pues como ya he dicho antes se supone que este comportamiento mermara o desaparecerá a los días, en casos de no ser así, se le han de administrar tranquilizantes suaves o anti psicóticos  hasta conseguir que la persona descanse (Ya que usualmente dejan de dormir, bañarse y comer solo para poder rezar y purificarse) Y así recupere su estabilidad mental, en otros casos, un buen tiempo lejos de Jerusalen hará que este síndrome desaparezca.

domingo, 20 de abril de 2014

¿Hello? ¿Bonjour? ¡Hola!

Una característica muy común en algunos individuos, es que cuando se mudan a un sitio en el cual se habla otro idioma o tienen un acento diferente, suelen copiar inconscientemente la forma de hablar de la gente a su alrededor, llegando incluso a copiar dicho acento a la perfección, por supuesto, esto no le ocurre a todo el mundo… Sin embargo, existe un grupo de personas que no necesitan escuchar constantemente una entonación para repetirla cada vez que se habla y que para mas debate, suelen cambiar su manera de hablar aleatoriamente… ¿te imaginas despertar un día y empezar a hablar con acento italiano? Algo que tú no controlas, simplemente ocurre, luego cambias a otro sin darte cuenta, esto es lo que pasan día a día las personas que padecen del Síndrome del acento extranjero (SAE).  Este extraño síndrome  aunque pueda parecer gracioso, para los afectados no tiene tanta gracia, no hay que malinterpretar este mal, ya que las personas que lo padecen NO hablan un idioma ajeno al suyo, hablan su lengua materna pero  como lo haría un extranjero, sin siquiera haber escuchado dicha forma de hablar, aunque por supuesto, esto es solo aparente, ya que en realidad gracias a la alteración de las zonas del cerebro que manejan la entonación, el habla se escucha como si estuviesen bajo el efecto de una potente anestesia, lo cual causa un acento extraño, que para los oídos no entrenados suenan como acentos extranjeros.


Uno de los principales síntomas para identificar a una víctima de SAE es la perdida de fluidez verbal, lo que provoca que hable con palabras cortas y con diversos errores gramaticales, también se muestran errores de entonación, distorsión del ritmo, cambios de tonalidades, entre otros. Como todo en esta vida, este síndrome tiene causas, ya que los que sufren de este síndrome han sufrido daños cerebrales, en los que sale afectada la parte del cerebro que controla el habla y la forma en la que pronunciamos las palabras, estas personas caen en un conjunto de condiciones llamadas “Afasias” (Aunque en el caso del SAE sea una muy leve) las cuales son las que causan las dificultades al hablar y si son muy severas la persona pierde por completo la capacidad de  comunicarse mediante palabra ya que aunque el cerebro mande la información sobre qué decir, la broca no lo captara y la personas acabara diciendo cualquier tontería. Para finalizar he de aclarar que existe un tratamiento para dicho síndrome a pesar de que solo 60 personas en todo el mundo han sido diagnosticadas con este síndrome… Se dice que una vez que baja la presión en el cerebro (natural o quirúrgicamente)  hay posibilidades de que este desaparezca, pero si es muy grave el cerebro trata de compensar la dificultad de pronunciación y trata de utilizar medios alternativos, por lo tanto, en algunos casos diversas sesiones de terapia de lenguaje puede servir para volver a hablar normalmente.

domingo, 13 de abril de 2014

Fuego en mi alma.




En muchas culturas el fuego significa “Purificación” o “Un nuevo comienzo” Que nace desde las cenizas como el mítico ave fénix, un nuevo renacer, sin embargo, también significa “destrucción” que arrasa con todo a su paso. Siendo uno de los principales descubrimientos del hombre, también es uno de sus principales miedos, porque a pesar de lo hermosa que puede ser una llama, de lo seductor que pueda ser su calor, el fuego quema, calcina la piel de una persona si lo toca. El fuego está en todos lados, en una vela, en un relámpago resplandeciente, en un cigarrillo cualquiera, que se consume en la boca de un adicto… El fuego podría provocar la pérdida de miles de vidas, pero también podría abrir paso para que nueva vida nazca, exista miles de formas de utilizar el fuego, para el bien, para el mal… O de formas mucho más retorcidas. Existen personas en este mundo, que ven al fuego de una forma más profunda, mucho más de las que acabo de mencionar anteriormente, humanos que sienten una admiración tal por este elemento, que es el causante ardiente de su placer, el solo verlo les causa satisfacción,  a estas personas se les llama Pirómanos.

La piromanía es un trastorno que produce un interés insano hacia el fuego, haciendo que se forme un deseo incontrolable por producirlo y observarlo fijamente. Los pirómanos o piromaníacos suelen sentir alivio, curiosidad e incluso goce por todo lo relacionado con el fuego y aunque el principal síntoma de este mal es producir/observar/ incendios deliberadamente para poder sentirse realizados, no deben confundirse con los “incendiarios” que son personas que deciden incendiar algo para obtener algún beneficio o por el simple placer morboso de causar daño.

Entre otros síntomas para identificar a los trastornados, es el profundo sentimiento de triste y soledad, que los lleva a una depresión que hace que tengan deseos de iniciar incendios, ya que lo ven como una puerta que dejara que salgan de sus problemas. Esta manía clasifica dentro de los “Trastornos de control de impulsos” (al igual que la cleptomanía, entre otros) ya que es un impulso realmente difícil de controlar, aunque claro, para lograr que a una individuo la incluyan en este grupo de personas, debe haber provocado varios incendios en ocasiones distintas, sin razones aparentes para ello.


En algunos casos en los que se da a conocer que la causa de un incendio fue provocados, se les suele atribuir la culpa las personas que encajen en el patrón psicológico de los piromaniacos. Según algunos estudios, se releva que este trastorno es más frecuente en los hombres, entre lo más común (generalizando), suele ser más común en menores de 18 años y se da especialmente en personas que poseen pocas habilidades sociales y déficit de atención. Para finalizar, cuando hablamos de una “Cura” se podría decir que no existe, no basta tomarse una pastilla para acabar con esta manía inmediatamente y aunque  existen pocas alternativas ya que es una enfermedad poco frecuente y claro está, que las personas que lo padecen pocas veces piden ayuda por el miedo a las posibles consecuencias legales, se dice que si se aplica una terapia y algunos medicamentos empleados en otros trastornos (Como la terapia de identificación y discriminación de los impulsos) Existe la posibilidad de rehabilitar a un pirómano.