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domingo, 1 de diciembre de 2013

Psicología del sabor

 
Nuestro cerebro es una maquina compleja y perfectamente ensamblada que está dividida en muchas áreas, entre ellas se encuentra una dedicada al gusto. De hecho cuando comemos son las neuronas las que reconocen los 4 sabores básicos que reconocemos, como son el dulce, salado, acido y amargo, por medio de los receptores que se encuentran en las papilas gustativas.

Ahora bien, se dice que la mayoría de los gustos que tenemos por las comidas son aprendidas y pueden empezar antes del nacimiento, ya que el feto, inhala y exhala fluidos de amoniaco, el cual toma su sabor de los habidos alimenticios de la madre durante el embarazo, por esa razón, al crecer tenemos preferencias por determinados sabores. Es por ello que estudios realizados en la universidad de Arizona, han demostrado que hay varios elementos que definen nuestra debilidad por las comidas, pero el más importante es la influencia genética, ya que cuando nacemos preferimos los sabores dulces y rechazamos los sabores amargos, tomando en cuenta que los sabores salados se van desarrollando con el tiempo. Después del nacimiento los gustos por algunos alimentos tienden a durar 2 años más. En otro estudio se pudo descubrir que los niños que disfrutan por ejemplo de las zanahorias, es gracias a que sus madres, las consumían durante el embarazo y después del nacimiento ya que el gusto por el sabor lo hicieron a través de la lactancia.


Por lo antes mencionado se puede deducir que la percepción que tenemos por ciertos y determinados sabores se van cambiando o determinando con el tiempo, y que la madre juega un papel esencial durante el embarazo, ya que dependiendo de lo que consuma la madre el niño más adelante le gustara o rechazara algunos sabores.
Papilas gustativas

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